viernes, 6 de enero de 2017

¿PRÓXIMA POTENCIA MUNDIAL?

China desde sus orígenes se ha visto dominada por líderes tratados como reyes y monarcas absolutos, que sumían al país en las llamadas dinastías durante varios años o incluso siglos, pues el poder lo heredaban o lo arrebataban. La última de estas fue la dinastía Qing, bajo el mando de la poderosa Emperatriz Regente Cixi. En esta época, existían conflictos, sobre todo con Japón por la influencia sobre Corea provocó la guerra chino-japonesa (1894-1895).

Tras esta derrota, el descontento social se manifestó en una serie de revoluciones que pedían a gritos una república, y finalmente en octubre de 1911 se produce la Revolución de Xinhai, acabando con el derrocamiento definitivo del último emperador Qing, en 1912.

El líder revolucionario chino Sun Yat-Sen es nombrado Presidente de la República de China, pero el país se encuentra dividido, dominado por dirigentes locales, y llega a un acuerdo con el destacado militar Yuan Shikai, que controlaba los restos del ejército Qing en el norte, para que éste sea presidente.

La ambición de Yuan Shikai, lo llevó a autoproclamarse emperador en 1915, haciendo crecer la oposición a éste. Sun Yat-Sen trabajaba desde el exilio para poder restaurar la paz en China, confiando en su discípulo Chiang Kai-shek, el cual consigue proclamarse como presidente de la República.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Japón abandona sus conquistas en China. Cuando parecía que el gobierno  podría ya lograr consolidar la estabilidad de la república, el partido comunista organizó una rebelión armada. Éste se convierte en una guerra civil (1947). Los comunistas logran vencer al ejército de la República. Cuando finalizó la Guerra Civil China, se comenzó a aplicar una serie de reformas económicas de carácter socialista, por ejemplo la nacionalización de las empresas privadas y la colectivización agraria.

El 1 de octubre de 1949, el líder del Partido Comunista Chino Mao Tse-Tunq proclama la República Popular China. Fue el líder máximo de China hasta su muerte en 1976. Decidió alejarse del modelo soviético y apostar por una movilización masiva de la población con el objetivo de elevar el desarrollo industrial de China hasta los niveles de los países más industrializados -campaña conocida como el Gran Salto Adelante- pero no se logró el éxito esperado, por lo que estas medidas comenzaron a abandonarse.
Mapa territorio de China, original aquí

Tras la muerte de Mao, el poder acabó en manos de Deng Xiaoping, impulsando una serie de reformas económicas que supusieron el abandono de muchas de las políticas de nacionalización y colectivización. Se comenzó a fomentar la creación de empresas privadas y la entrada de capital extranjero. A partir de 1979 se aceleraron las reformas capitalistas. El sistema de comunas fue desmantelado progresivamente y los campesinos empezaron a tener más libertad para administrar las tierras que cultivaban y vender sus productos en los mercados. Al mismo tiempo, la economía china se abría al exterior. Estas reformas provocaron un fuerte crecimiento económico a lo largo de los años 80. La economía alcanzó tasas de crecimiento económico sin precedentes. En 1992 el crecimiento del producto interior bruto alcanzó el 14,2% manteniéndose en torno al 10% durante los años siguientes, hasta la actualidad.

Gráfico evolución económica de China según su PIB, original aquí
Además a esto, cabe añadir que un factor determinante en el desarrollo ha sido el trato de nación más favorecida en los tratados comerciales entre China y Estados Unidos de América, los cuales permiten el ingreso de las manufacturas chinas a través de las aduanas como si estas fueran fabricadas en territorio norteamericano.

Con todo esto, podemos observar que tras su pasado oscuro, sus antecedentes comunistas y su tremenda recesión económica, China ha logrado impulsarse y no es capaz de ponerse límite actualmente. Es una potencia en crecimiento constante.

Si bien, la otra cara de la moneda, el resto de países europeos ven en ella una clara rival, pues desde hace unos años atrás está teniendo lugar el llamado modelo parasitario chino, que es definido por el profesor y economista Julián Pavón, como una clara "invasión parasitaria china", es decir, cada vez es más común que empresas chinas se instauren en otros países, ya sean fábricas, relacionadas con el automovilismo, el fútbol, la electrónica o el turismo. Pero esto no es lo más relativo, sino que, aparte de tenerlas aquí, trabajan en ellas chinos, importan sus productos de china, pues allí los fabrican, y todo el dinero que ganan con el consumo de ciudadanos de otros países, lo ingresan en bancos chinos que posteriormente lo envían a China. Están haciéndose con todo el control del proceso productivo, empleando únicamente a sus ciudadanos prácticamente y sacándonos el dinero al resto de países. Está llegando esto hasta tal punto que China, actualmente es capaz de comprar el mundo literalmente, pues como afirma el señor Pavón, se ha embolsado 3 billones de euros este último año fuera de sus fronteras. 

Todo lo contado por este economista y profesor lo podemos encontrar aquí

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